Esta es la historia de un joven deportista que parecía estar
gafado a tener una continuidad regular en su vida. Todo empezó a los 16 años
cuando después de varios partidos en buena forma, se hizo una avería muscular
que le dejo fuera de los terrenos de juego durante mucho tiempo. Ante la
imprecisión de los supuestos profesionales en la materia, el problema nunca se
llegó a solucionar del todo y dio comienzo una época en la que los problemas físicos
frecuentaban impidiéndole disfrutar del deporte que más le gustaba.
El estar físicamente dañado no solo lo afectaba en la faceta
deportiva, hacia que su día a día fuera molesto y el verse incapacitado a poder
hacer determinadas cosas lo llenaba de frustración. Al principio se lo tomaba
como algo que le podía ocurrir a cualquiera, pero cuando no paraban de llegar
más malas noticias, la impotencia y la desesperación se apoderaron de él. Los
ánimos de familiares y amigos no eran suficientes para salir de aquel pozo
emocional y ante la delicada situación el chico decidió solucionar el problema
por lo menos emocionalmente ya que el problema físico no estaba tanto en sus
manos.
Después de una sencilla reflexión en la que se abrió al
mundo y observó su entorno, se dio cuenta de que su problema no era tan grave
como el de otros, había personas en el mundo con motivos mucho mayores para
estar hundidos y él se estaba quejando de un problema que aunque sea molesto no
era el fin del mundo. Salió de su burbuja particular para salir al mundo
exterior y empezó a tomárselo con naturalidad, decidió valorar más la situación
fijándose en lo mal que le podía haber ido y lo bien que se lo estaba pasando.
Hay un refrán que dice “mal de muchos, consuelo de tontos” pero el ver lo mal
que lo está pasando la gente te abre los ojos y te permite valorar más la
suerte que tienes de estar como estas. La vida solo hay una y no podemos estar
llorando por cada bache que encontremos en nuestro camino, sintámonos
privilegiados por seguir con vida y disfrutemos de ella.
La solución final que encontró este personaje a su pequeño
problema fue hacer todo lo que esté en su mano para no volver a lesionarse, cuidarse lo máximo posible intentando
disfrutar de ello y sin precipitarse, aprender de sus errores y no desanimarse
con los posibles chascos que se puedan volver a dar porque al fin y al cabo son
parte del guión que protagonizamos.