Aritzatxu Paradise

Aritzatxu Paradise

viernes, 27 de abril de 2012

La vida sigue


Esta es la historia de un joven deportista que parecía estar gafado a tener una continuidad regular en su vida. Todo empezó a los 16 años cuando después de varios partidos en buena forma, se hizo una avería muscular que le dejo fuera de los terrenos de juego durante mucho tiempo. Ante la imprecisión de los supuestos profesionales en la materia, el problema nunca se llegó a solucionar del todo y dio comienzo una época en la que los problemas físicos frecuentaban impidiéndole disfrutar del deporte que más le gustaba.

El estar físicamente dañado no solo lo afectaba en la faceta deportiva, hacia que su día a día fuera molesto y el verse incapacitado a poder hacer determinadas cosas lo llenaba de frustración. Al principio se lo tomaba como algo que le podía ocurrir a cualquiera, pero cuando no paraban de llegar más malas noticias, la impotencia y la desesperación se apoderaron de él. Los ánimos de familiares y amigos no eran suficientes para salir de aquel pozo emocional y ante la delicada situación el chico decidió solucionar el problema por lo menos emocionalmente ya que el problema físico no estaba tanto en sus manos.

Después de una sencilla reflexión en la que se abrió al mundo y observó su entorno, se dio cuenta de que su problema no era tan grave como el de otros, había personas en el mundo con motivos mucho mayores para estar hundidos y él se estaba quejando de un problema que aunque sea molesto no era el fin del mundo. Salió de su burbuja particular para salir al mundo exterior y empezó a tomárselo con naturalidad, decidió valorar más la situación fijándose en lo mal que le podía haber ido y lo bien que se lo estaba pasando. Hay un refrán que dice “mal de muchos, consuelo de tontos” pero el ver lo mal que lo está pasando la gente te abre los ojos y te permite valorar más la suerte que tienes de estar como estas. La vida solo hay una y no podemos estar llorando por cada bache que encontremos en nuestro camino, sintámonos privilegiados por seguir con vida y disfrutemos de ella.

La solución final que encontró este personaje a su pequeño problema fue hacer todo lo que esté en su mano para no volver a lesionarse,  cuidarse lo máximo posible intentando disfrutar de ello y sin precipitarse, aprender de sus errores y no desanimarse con los posibles chascos que se puedan volver a dar porque al fin y al cabo son parte del guión que protagonizamos.

miércoles, 18 de abril de 2012

La nueva forma de comunicarse

No hay más que mirar alrededor para darse cuenta de que la gente está cada vez más enganchada a sus móviles y dispositivos electrónicos, la sociedad de hoy en día es bastante más insocial que la de antaño, por lo menos en el aspecto de hablar cara a cara con las personas. Las redes sociales son en gran medida culpables de este cambio, la gente se sigue comunicando pero de otro modo, del modo escrito.

Todo cambio lleva consigo sus pros y sus contras, la nueva forma de comunicarse nos da lugar a comunicarnos con gente más fácilmente sin importar lo distanciado que esté la otra persona, cosa que antiguamente solo se podía mediante mensajeros que viajaban en caballos y palomas mensajeras, recursos de los cuales no todos podían disfrutar. Pero actualmente no valoramos oportunidades, y se nos hace tan cotidiano que no disfrutamos de ello, y tampoco logramos captar el encanto que tiene el mantener una conversación con una persona.

La humanidad a lo largo de la historia ha tendido siempre a explotar todos los recursos que ha tenido en sus manos, incluso sobrepasando indiscriminadamente el límite de la necesidad de estos. Las cosas más solicitadas y gustosas suelen ser aquellas que no son tan fáciles de conseguir, aquello que conlleva a un esfuerzo. Lo mismo pasa con las redes sociales, como tenemos tantas posibilidades de comunicarnos con la gente dejamos de valorar la comunicación directa y olvidamos el abismo de diferencia que hay entre hablar cara a cara y el hablar mediante a mensajitos en los cuales se pierden cosas tan importantes como la gesticulación, la entonación, el contacto físico, la mirada, los sonidos raros, la fluidez de la conversación, etc.

Por otra parte, el estar tan metidos en la sociedad nos da lugar a estar comunicados, por lo tanto a estar localizados y controlados, cosa que nos quita algo de libertad, queremos estar en contacto con la sociedad pero hasta un punto, dando pie a la intriga que da el estar incomunicado. 

Imaginen que llevamos un año sin hablar con alguien porque se ha ido a Marte, después de tanto tiempo sin tener la posibilidad de contactar con esa persona, cuando la veamos tendremos mil historias que contarnos, la conversación sería de lo más interesante. Sin embargo si disponemos de “whatsapp” en el móvil, es decir de mensajería ilimitada y gratis, nos podremos decir mil chorradas al día y la calidad de nuestras conversaciones no sería tan buena salvo sorpresa mayúscula (algún día de inspiración).

Tampoco hay que irse a Marte un año pero el moderar ciertos recursos es beneficioso para nuestra calidad de vida, porque lo abundante cansa y lo cotidiano aburre, tendríamos que ver las redes sociales como algo novedoso y apreciar todas las posibilidades que nos da y no como algo rutinario en el que nos metemos sin razón perdiendo un valioso tiempo de nuestras interesantes vidas.

Sé que tarde o temprano dispondré de las redes sociales en mi móvil, pero espero poder saberlo llevar para sacar el máximo provecho, sin abusar de ello, solo usarlo cuando sea necesario y disfrutarlo sin entrar en excesos.