Aritzatxu Paradise

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jueves, 16 de febrero de 2012

La interminable guerra entre el cuerpo y la mente

Me siento mal, estoy desanimado, cabizbajo, desganado, esto no puede seguir así. Soy un hombre que sigue adelante, analiza el problema y lo intenta solucionar, la primera pregunta que me hago: porqué estás así. Respuestas: estoy desanimado porque no hago más que lesionarme, físicamente me siento mermado, acumulo el cansancio de los madrugones que me pego durante la semana, y veo que mis planes no funcionan (por poner un ejemplo). Al ser un hombre medianamente inteligente me pongo a pensar y  deduzco que mis problemas no son para tanto, que se pueden solucionar. Siguiente paso: buscar una solución. La solución: la vida sigue, son “cosas que gertan”, hay que asimilar la nueva realidad y tirar para delante.

¿Qué fácil es no? Parece que nuestra mente lo tiene claro, pero sin embargo por muy claro que lo tenga, nuestro cuerpo parece que no se recupera. Es curioso, te preguntan cómo estás y tú piensas: bueno, he solucionado mis problemas así que estoy bien. Pero parece que no te sientes tan bien como dices, a pesar de que tu mente no detecte ningún problema tu cuerpo, sigue estando perjudicado.

Otro ejemplo muy claro y cotidiano de esta descoordinación entre el cuerpo y la mente es el amor. Los desamores son fiel reflejo de esta guerra, donde nuestros sentimientos están fuera de toda lógica. Cuantas veces habremos pensado: esta mujer es estúpida, que asco le tengo, como me he podido enamorar de ella, pero no paras de pensar en ella, la anhelas. Esto suele pasar más con las mujeres, que sus amados pueden hasta llegar a agredirles y aun así ellas les siguen queriendo. Como he dicho antes son cosas que si las piensas un poco te das cuenta de que están fuera de cualquier lógica pero no siempre somos capaces de dominar nuestro cuerpo al 100%.

Entonces, si no podemos controlar nuestro cuerpo ¿qué es lo que podemos hacer? Lo que propongo es usar nuestra capacidad de razonar todo lo posible para solucionar nuestros problemas (los del amor incluidos), igual no nos llevarán a solucionar completamente el problema pero seguro que ayuda. Y en el amor, dentro de lo que cabe, ser más pasional y menos pensativo, que al final de poco sirve pensar en esta faceta de la vida, asique es mejor dejarse llevar un poco (sin pasarse claro está).

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